viernes, 6 de diciembre de 2013



3ª. PONENCIA EN LA CONVIVENCIA DE ORIENTADORES, del 29/09/2013

XIX Congreso Internacional, IFOTES 2013:
LA VULNERABILIDAD COMO UN DESAFIO
El XIX Congreso Internacional de IFOTES se celebró el mes de julio pasado, del 10 al 14, en la ciudad de Gotemburgo. Cerca de un millar de asistentes de una veintena de países, principalmente de Alemania, se dieron cita en esta ciudad sueca. Este congreso internacional se celebra cada tres años en una ciudad europea (el próximo será en Aquisgrán 2016). El TES de Suecia, anfitrión del congreso, comenzó su andadura como organización de voluntariado para líneas telefónicas de ayuda, en 1965 y es miembro de IFOTES desde su fundación en 1967. Será en 1972 cuando el T. E. empiece a funcionar.
En esta ocasión ha llevado por título Vulnerability as a challange, que puede traducirse como La vulnerabilidad como una oportunidad.
Durante los cuatro días, hemos tenido la oportunidad de escuchar a 24 conferenciantes de diferentes países, como Clemens Sedmark, Ad Kerhof, Kathrin Aprile von Hohenstaufen Puoti, Mark Milton o Juan Sánchez Porras, presidente del Teléfono de la Esperanza, quien ofreció la conferencia titulada “La vulnerabilidad en la familia en Europa como una oportunidad. La presencia de ASITES en el congreso también se dejó notar en la impartición de dos talleres, de un total de 45, uno de ellos a cargo de Paula Fuentes y Eladio Morales y otro dirigido por Alfonso Echávarri,”.

Ante la imposibilidad por mi parte de hacer un resumen de la riqueza de matices, multitud de ponentes y puntos de vista, expuestos en el congreso, me he tomado la licencia de hacer un bosquejo de lo que a día de hoy entiendo sobre la vulnerabilidad, no sólo a partir de lo escuchado en el congreso sino también de mi información precongresual así como de mi reflexión posterior.
¿Qué entendemos por vulnerabilidad?
Si echamos un vistazo en google, podremos comprobar que la red está inundada, plagada, en primer lugar, de miles y miles de páginas sobre la vulnerabilidad de los equipos y sistemas informáticos: ordenadores, programas, redes, web, sistemas operativos, como gestionar la vulnerabilidad de cada uno de ellos, cómo evaluarlos, cómo aumentar su seguridad, cómo protegerse de los ataques informáticos…etc., me atrevería a decir que este vocablo ha sido puesto de moda precisamente por el desarrollo informático.
En un segundo lugar, pero ya a gran distancia, la vulnerabilidad social, páginas donde se nos habla de exclusión, desamparo, pobreza, marginación, agresión, maltrato…. En los niños, las mujeres, los pobres, los emigrantes, los ancianos, los enfermos…. De los medios rurales, extrarradios de las ciudades, areas de subdesarrollo, países empobrecidos….etc., muchas de estas páginas han sido promovidas por ONGs. en lucha para erradicar la situación de vulnerabilidad de estos grupos de personas.
Un tercer bloque lo formarían las páginas dedicadas a la vulnerabilidad emocional, que han sido confeccionadas bajo la idea de que ser vulnerable equivale a tener una inteligencia emocional insuficiente, así, dentro de esos grupos de riesgo, en aquellos púberes, mujeres, marginados, pacientes, emigrantes….que individualmente son de esta forma catalogados, se agravan considerablemente las consecuencias de su enfermedad, agresión sexual, maltrato, situación de precariedad, marginación, insuficiencia económica…etc.

Por el contrario, frente a este concepto de vulnerabilidad, como un factor desagradable, una amenaza, carencia, limitación, lastre a eludir, ignorar, evitar o erradicar, (la ineficacia y esterilidad de esta actitud la conocemos muy bien y comprobamos a diario en nuestros llamantes), el congreso estudia y enfoca la vulnerabilidad como un tesoro (dice nuestro presidente de IFOTES, Stefan Schumaker) que nos permita dar la bienvenida a lo inesperado, al cambio, a la oportunidad salir fortalecidos de las crisis, a la transformación interior y exterior, a crecer como persona madura y feliz.

¿Hay realmente una contradicción? ¿Es un lastre o amenaza a erradicar o adormecer, o de algo valioso que merece la pena vivir? O ¿se trata de una nueva concepción o un nuevo enfoque?
Para comprender esto sugiero abandonar el mundo virtual y dirigir nuestra atención en acercarnos al mundo real a través de la ciencia y la Historia:
-En 1944, el biólogo suizo Aldof Portmann ((27-05-1897, 28-06-1982) experto en morfología comparada de vertebrados, caracoles marítimos, conducta de las aves, formuló la teoría del nacimiento prematuro del hombre, es decir en el último estadio de la evolución, cuando los seres vivos ya habían alcanzado un alto grado de especialización fisiológica, el futuro hombre apuesta y opta por nacer demasiado pronto, “né trop tôt”, como un ser inacabado, imperfecto, desvalido…, frente a los mamíferos superiores que nacen maduros, lo que le va a permitir una capacidad casi ilimitada de aprendizaje, donde cabe todo, desde lo más abyecto a lo más noble, pero va a tener, por el contrario, una necesidad imperiosa de una especie de incubadora socio-cultural durante los primeros años de vida para poder integrar muchos procesos de desarrollo inacabados. Por lo que el ser humano es esencialmente vulnerable con una necesidad de conexión, interacción,apoyo y apertura los demás.

-No es de extrañar, por tanto, que en los albores de nuestra cultura, los hombres, conscientes ya plenamente de su vulnerabilidad, expresaran su deseo de ser invulnerables en muchos cuentos y mitos como en los guerreros invulnerables de Aquiles o de Sigfrido en la Saga de los Nibelungos, pese a todo, ambos mueren al ser alcanzados en su punto vulnerable.
Alguna forma estos mitos expresan más o menos la historia de la humanidad, que aspirando la invulnerabilidad, es decir la seguridad y protección del individuo, creíamos haber conseguido con el llamado Estado de Bienestar, a pesar de que no cesaba la sensación de que nuestra integridad física, mental o emocional, estaba en peligro, a la vez que incrementaba las sensaciones de vacío, fracaso, decepción, depresión.., y, habiéndose realizado a lo largo de la historia mediante luchas de clases, de corporaciones, asociaciones, sindicatos,…el resultado ha sido una cultura individualista con , sentimientos de marginación, exclusión, pues el otro (emigrante, opositor..) podía ser visto como competidor e incluso enemigo.

-Actualmente, ante el derrumbe a ojos vista, del estado de Bienestar, cobra todo sentido la Ética de la vulnerabilidad, propugnada por el francés Daniel Ramírez, de origen chileno, fundador de los cafés filosóficos, uno de los ponentes en el congreso, quien afirma que frente a los valores aún imperantes de individualismo, autonomía, independencia, autarquía, seguridad, supervivencia, hostilidad, entramos de la mano de la vulnerabilidad en una nueva era, la era de la hospitalidad, colaboración, interdependencia, espiritualidad, apoyo mutuo, etc. Ramírez entiende que también los animales, ecosistemas, bosques, ríos, mares, tierra…etc., son seres vulnerables pues son conjuntos dinámicos de seres vivientes y no vivientes profundamente interdependientes e interconexionados.

¿Cómo vivir este nuevo paradigma de la vulnerabilidad?

Vivir la vulnerabilidad, no es, ni mucho menos sentirse débil, frágil, resignarse a la pena, a la vergüenza, exclusión, es decir, de una forma paciente, ni desde la arrogancia del fuerte, del resistente, inmune a la crítica que vive como en una burbuja, separado de los demás; sino vivirla desde el desafío de su aceptación enriquecedora, desde la apertura a la vida y a los demás sin protecciones ni miedos, (el miedo da alas, pero no mayor fuerza a la vida, decía Clemens Sedmak, primer ponente) desde la resiliencia y la actitud flexible para adaptarse y saber gestionar las situaciones de debilidad, enfocando el comportamiento hacia la interacción efectiva con nuestro entorno, este desafío me permitirá:

- Lanzarme a lo desconocido, al cambio, transformación, a la dicha de vivir cada día como una aventura.
- Ser realmente humano siendo consciente de la contingencia y fragilidad de mi existencia y mis circunstancias.
- Otorgarme el derecho a cometer errores
- Volver a sentir de adulto la inocencia de ser niño pero de una forma más responsable integra, seria y con plena honradez al poder incluir las heridas sufridas y asumir la herida del saberlo en mis carnes.
- Reconocer la vulnerabilidad y ver la herida en el otro hace posible la empatía y ser más comprensivos,
- Amar que es abrirse, dejar caer toda autoprotección, en definitiva, ser vulnerable, como al aprender un idioma extranjero.
- Ser vulnerable me permite tener confianza pues paso una cosa valiosa para mi a otra persona sin saber ni tener ninguna garantía de que podrá hacer con ello
- Vivir el desafío de mi vulnerabilidad, en suma, me permite vivir con alegría, creerme realmente que yo soy suficiente, pues con lo que tengo me basta para ser feliz, pasar del dolor a la gratitud, de la tolerancia al coraje civil, sentirme un ser espiritual lo que me lleva a la creatividad, conectado y abierto a los demás y a todos los seres.

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